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7.07.2010

Louis to Armand.

»—Sí —le dije en voz baja—, éste es el máximo mal: que hasta podamos llegar tan lejos como amarnos, tú y yo. ¿Y quién más nos podría mostrar una partícula de amor, una pizca de compasión o misericordia? ¿Quién más, conociéndonos como nosotros nos conocemos, podría hacer algo más que destruirnos? Y, sin embargo, nos podemos amar.

Armand to Louis.

»Y al cabo de un largo intervalo, dijo:
»—Te quiero. Te quiero más que a nada en el mundo.
»Por un instante, no creí lo que había oído. Me pareció increíble. Me quedé desesperadamente desarmado. La visión muda de que viviéramos juntos se extendió hasta anular cualquier otra consideración en mi mente.
»—Dije que te quería. Te quiero más que a nada en el mundo —repitió con un sutil cambio de expresión. Y entonces tomó asiento, esperando, aguardando. Su cara estaba tan tranquila como siempre, la frente blanca y pulida bajo el mechón de pelo negro, sin una traza de cuidado, y sus ojos reflejándose en los míos, los labios inmóviles—. Tú quieres esto de mí y, sin embargo, no vienes a mí —dijo—. Hay cosas que quieres saber y no preguntas. Ves a Claudia alejándose de ti y, no obstante, pareces incapaz de evitarlo. Y, entonces, quieres darte prisa, pero no haces nada.
»—No conozco mis propios sentimientos. Quizá son más claros para ti que para mí...
»—¡Ni siquiera has empezado a conocer todo el misterio que eres! —dijo él.
»—Pero al menos tú te conoces perfectamente. Yo no puedo decir eso de mí —dije—. La quiero pero no estoy próximo a ella. Quiero decir que cuando estoy contigo, como ahora, me doy cuenta de que no sé nada de ella, nada de nadie.
»—Ella es una época para ti, una época de tu vida. En caso de que rompas con ella, romperás con la única persona viva que ha compartido el tiempo contigo. Tú le temes a eso; temes al aislamiento, la carga, la inmensidad de la vida eterna.
»—Sí, eso es verdad, pero sólo en parte. Esa época no significa mucho para mí. Ella la cargó de significado. Otros vampiros deben experimentar lo mismo y sobreviven ese paso de cien épocas.
»—Ellos no lo sobreviven —dijo él—. El mundo estaría lleno de vampiros si así fuera. ¿Cómo piensas que he llegado a ser el más viejo de aquí o de cualquier otra parte?
»Yo lo había pensado y, por tanto, me aventuré a decir:
»—¿Mueren por la violencia?
»—No, casi nunca. No es necesario. ¿Cuántos vampiros crees que tienen el valor suficiente para la inmortalidad? Para empezar, tienen las nociones más vagas acerca de la inmortalidad. Porque, al convertirse en inmortales, quieren que todas las formas de su vida sean fijas e incorruptibles: los carruajes hechos en el mismo estilo; vestimentas con el corte mejor; hombres ataviados y hablando del modo que siempre han comprendido y valorado; cuando en realidad, todas las cosas cambian menos el vampiro; todo salvo el vampiro está sujeto a una corrupción y a una distorsión constantes. Muy pronto, con esa mente inflexible, y a veces incluso con la mente más flexible, esta inmortalidad se transforma en una condena penitenciaria, en un manicomio de figuras y formas que son desesperadamente ininteligibles y sin valor. Un atardecer, un vampiro se levanta y se da cuenta de lo que ha temido quizá durante décadas: que simplemente no quiere vivir más. Que cualquier estilo o moda o forma de existencia que le hiciera atractiva la inmortalidad ha desaparecido de la faz de la tierra. Y no queda nada que ofrezca la libertad de la desesperación, con la excepción del acto de matar. Y el vampiro sale a morir. Nadie encontrará sus restos. Nadie sabrá que ha desaparecido. Y muy a menudo, nadie a su alrededor, en caso de que aún busque la compañía de otros vampiros, nadie sabrá que él está desesperado. Habrá dejado de hablar de él o de cualquier otra cosa hace mucho tiempo. Desaparecerá.

6.12.2010

Armand + Louis Quote

-¿Cómo podríamos ser las criaturas de Satán -preguntó-. ¿Crees que Satán creó el mundo?

-No, creo que lo creó Dios, si es que lo creó alguien. Pero Él debe de haber creado también a Satán y quiero saber si somos sus criaturas.
 
-Exacto, y, en consecuencia, si crees que Dios creó a Satán, debes de percatarte de que todo el poder de Satán proviene de Dios, y que Satán es simplemente una criatura de Dios, por lo que nosotros también somos criaturas de Dios. En realidad, no existen las criaturas de Satán.

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Text from Interview with the Vampire.
By Anne Rice.
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