10.12.2010

Sin Título

Hula, bien, esta entrada dice "Sin Título" y síp, está correcta. La verdad no encontré un buen título para esta mini-historia. En fin.. la creé porque me acordé de una promesa que hice hace poco tiempo y que pues... aquí está, cumplida.

La escribí porque una persona me pidió que lo hiciera, aunque ahora por motivos idiotas no estamos muy bien del todo. Puede ser que yo tenga la culpa, o ella... no sé, no soy quién para juzgar y de eso me doy cuenta sin razonar mucho. Bueno.. el caso es, que aquí está lo que prometí y pues... espero que lo lea porque hice lo que me pidió por esos momentos de risa, cariño y comprensión que me dió en el pasado.

A esa persona: No espero un gracias, ni un perdón, ni un "quiero que me pidas perdón porque tú tuviste la culpa". No espero nada a cambio. Sólo pido, lo leas... aunque sea sólo para juzgarme.
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Así como los demás cuentos de princesas, ésta historia comienza con un “erase una vez…”, sí, muy repetido e incluso a veces sugirió una farsa al instante, pero en fin…

Erase una vez una joven que creía fervientemente en el amor eterno. Ésta chica vivía enamorada de la vida y a su juicio todos teníamos algo bueno que mostrar, incluso el más mundano bandido lo tenía. Ella era hermosa por dentro y por fuera. Su inteligencia era deslumbrante y sus modales eran implacables.

Pero algo no concordaba con todo el relato: ella estudiaba en una escuela común y corriente, a excepción de que en ésta se encontraban muy pocos alumnos cursando y que en realidad nunca se esforzaban por salir adelante; quizá esa escuela era el último recurso que alguien tomaría para dar aliento a su aprendizaje.

Como dirían algunos, se encontraba en el lugar y en el momento inapropiados. Pero quizá esas pequeñas rupturas de nuestra perfección son las más interesantes y las más vívidas.

Se preguntarán casi con ansiedad el nombre de esta chica, ¿no? En realidad no es importante. No lo es porque para crear un ambiente perfecto… ¿el nombre importa? Supongo que no. Así que, prosigamos.

Ésta chica se encontraba caminando rumbo hacia su casa, el camino era bastante corto y no necesitaba ser llevada o ser traída para llegar a su destino. Era independiente y le gustaba, además, disfrutar de esos pocos minutos de soledad en donde podía recordar las risas y los momentos más agradables durante su estadía en la escuela al lado de sus más preciados amigos y confidentes.

Pero oh, ¿alguna vez se hubo imaginado que la persona que se le puso de frente iba a ser su amor eterno? ¿Su “media naranja”? probablemente no, y quizá tampoco ninguno de nosotros se daría cuenta a simple vista.

Sus corazón se agitó lo bastante como para haber salido de su lugar de providencia; la piel se le erizó cuando sintió los brazos de esa persona rodearla casi con delicadeza, como si no quisiera lastimarla al hacer eso; entonces se quedó estática, no conocía a esa persona en lo absoluto, y aún así, estaba abrazándola de una forma tan cálida…

-Por fin te encontré. –Escuchó atentamente, de esa voz masculina tan extraña para sus oídos-. Pensé que mi suerte jamás cambiaría.

El abrazo se deshizo y la dejaron libre para hacer dos cosas: correr lo más rápido que pudiera para alejarse de aquel extraño o quedarse a averiguar de quién se trataba y el porqué de su anterior acto.

Las palabras no salían de su boca… sólo una mueca de curiosidad se figuró en su rostro y aquel hombre extraño sonrió de medio lado, casi comprendiendo la situación: ella no lo reconocía, no sabía quién era en lo absoluto y mucho menos entendía el motivo de sus palabras y su abrazo.

-Lo siento, te sorprendí. Pero… déjame decirte que estoy enamorado de ti. Desde este momento, te amo. Suena absurdo y tienes todo el derecho de no creerme, pero… lo hago. Te amo.

Y fue así como, tan sólo con esas dos palabras, ellos dos dejaron que ese amor a primera vista se apoderara de ellos. ¿O quizá fue gracias al tierno beso que le dio después de haber dicho su pequeño discurso? Quién sabe…

Tal vez sólo nos queda esperar por esa persona que nos diga que nos ama… tal vez sólo es cuestión de tiempo.

...¿FIN?

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